El texto que fue presentado el 19 de agosto de 2023 en el MAC (Parque Forestal) en el marco del lanzamiento del libro, fue también publicado en una versión más corta por Le Monde Diplomatique en su edición de noviembre de 2023.
Acá lo reproducimos para nuestros y nuestras lectoras.
Mirar hasta el final. Memoria e imaginación de Paula Arrieta teje una serie de relatos que cruzan arte y memorias de los últimos 50 años de la historia de Chile. Aparecen de manera no lineal distintos períodos: la Unidad Popular como el momento donde la imaginación pudo desplegarse libremente, donde todo era posible; el golpe de Estado, la dictadura y la aparición del desgarro, la violencia, la muerte pero también la clausura de la imaginación, de lo posible; y la posdictadura que emerge con una promesa -de algo posible- pero que parece quedar en cada intento, giro, algo trunca. Y es en este momento de lo trunco, en este presente, desde donde la autora escribe para despertar la imaginación, ampliar lo posible. Arrieta sabe que la imaginación viene del mismo lugar que la memoria, así que se dedicará a hacer una arqueología, a explorar esas imágenes, gestos, escenas, personajes, que la punzan para tejerlos entre ellos.
En general cada uno de los apartados del libro está atravesado por una imagen o una escena desde donde se disparan, se montan, otras imágenes, otros relatos, otras historias y Arrieta lo hace desde su propia biografía pero también desde la colectiva. El mural de las bordadoras de Isla Negra que se realizó para la UNCTAD III y su curiosa aparición varios años después en la casa de Guido Girardi; Sinéad O’Connor y el momento en que rompe una fotografía pero también aquel en que homenajea a Rodrigo Rojas de Negri en su paso por Chile; las piedras, los piedrazos de la revuelta del 2019 y la reflexión sobre los materiales en la obra de Gonzalo Díaz; son algunas de las imágenes que aquí se entretejen.
Las imágenes le llegan a Arrieta como disparos afectivos -como la memoria involuntaria- de las que no puede desprenderse, punzadas que le quedan vibrando y no puede más que sino ir detrás de ellas, rastrearlas, imaginar posibles trayectos, tejerlas con otros/as, acompañarlas, abrazarlas y socializarlas. Escribe desde una conmoción personal que se vuelve inmediatamente afectiva y colectiva.
Construir una memoria cultural plebeya con gestos que despierten la imaginación, eso es lo que hace Arrieta. Se trata de una vitalidad y de una necesidad política, descomponer la historia con imágenes. Imaginaciones que se entremezclan con la catástrofe, imágenes ensoñadas -memorias y deseos- que poseen una energía crítica, que, si las articulamos con lo trunco de este presente, podrían sacudir la desafección de nuestro tiempo.
Laura Lattanzi